Hay fragancias que no solo se llevan en la piel, sino en el alma. L’Âme Slave pertenece a ese linaje: un perfume que late con la intensidad de las tierras eslavas, donde la emoción y la pasión se viven sin medias tintas.

La salida se abre con una mezcla vibrante de bergamota, azafrán y un eco especiado que despierta algo profundo, casi ancestral. Es como sentir el viento frío atravesar un bosque inmenso, donde cada hoja murmura historias antiguas y cada rayo de sol corta la escena con un toque dorado y ardiente.

En el corazón surge la fuerza emocional: rosa, clavel y toques de té negro que combinan nostalgia, fuego y una elegancia de vieja escuela. Es un corazón que no teme sentir, que abraza la intensidad, que se mueve entre la melancolía romántica y el orgullo feroz.

La base se construye con notas profundas de cuero, tabaco, ámbar y un matiz oscuro de maderas orientales. Aquí la fragancia se vuelve piel, carácter, permanencia. Es la estela de alguien que ha amado mucho, perdido mucho, pero que sigue adelante con una dignidad implacable.

L’Âme Slave es el alma libre, fuerte, apasionada.
Es la historia de una emoción que no se controla: se vive.
Un perfume para quienes sienten intensamente y dejan una huella inolvidable.